Guillaume Canet y Alba Rohrwacher protagonizan un drama romántico que por su fotografía fría, su ritmo tranquilo, su exceso de metraje y una historia inconclusa deja un producto taciturno que se hace largo.
El thriller de Yvan Attal presenta triángulo amoroso totalmente dramático. En general, la trama arranca con interés y buenas interpretaciones, pero, a causa de su tedioso y lento desarrollo, se hace larga.
Regresan Astérix y Obélix, la pareja de galos más famosa. Esta vez ponen rumbo a China para ayudar a la emperatriz y a su hija a recuperar su imperio. Se trata de una cinta de aventuras con toques de humor para toda la familia.
Una comedia francesa basada en el diálogo, que pone en primer plano relaciones reales y reflexiona sobre conflictos actuales vinculados con el mundo editorial, digital y audiovisual.
Una de esas películas que de mirada positiva, tono amable y apertura a nuevos escenarios cuando la vida parece que no los va a dar. Y, además, con un buen elenco actoral.
Guillaume Canet escribe, dirige y protagoniza un retrato muy personal de lo que supone para un actor empezar a envejecer. Gran capacidad de autoparodia y un ritmo que avanza hasta cambiar de tono son los elementos que destacan, en medio de un ambiente donde narciso se mide entre copas, desfases y flirteos.
Un sugerente drama cargado de suspense en el que llama la atención el buen manejo de los elementos naturales y el montaje.
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