En el artículo Filtros y redes sociales. ¿Afectan a la autoestima de los adolescentes? hablamos de las redes sociales y el impacto que pueden tener en la autoestima de los hij@s adolescentes, por su potencial para generar expectativas poco realistas de su propia imagen y autovalía. La tecnología y las redes sociales han ido creciendo de forma exponencial, especialmente entre los más jóvenes, hasta el punto en que se ha convertido en un pilar central de su socialización. Su uso, además de baja autoestima, inseguridades y complejos físicos, también puede generar ansiedad, síntomas depresivos, dismorfia corporal o trastornos de la conducta alimentaria (TCA) como la anorexia y la bulimia.
A modo de actualización, recordemos cuál es el panorama nacional respecto al uso que hacen los y las adolescentes españoles de las tecnologías y las redes sociales: como media, el primer móvil en España se tiene a los 11 años, y el 95% de los adolescentes entre 11 y 18 años tienen un teléfono propio con conexión a internet. Asimismo, los últimos datos disponibles de UNICEF (2021) indican que el 98.5% de los adolescentes tienen al menos un perfil en alguna red social, mientras que el 83.5% de los adolescentes tienen perfiles en tres o más redes sociales. Las más utilizadas son WhatsApp (95%), YouTube (91%), Instagram (80%) y TikTok (75%).
Ante este crecimiento del uso de las nuevas tecnologías y las redes y especialmente a raíz de la pandemia, se ha ido incrementando el interés por estudiar qué relación puede existir entre dicho uso y el aumento de trastornos mentales, especialmente los relacionados con la conducta alimentaria.
Desde la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) informan de que aproximadamente el 6% de las mujeres españolas entre 12 y 21 años padecen algún tipo de TCA. Además, es un trastorno que en 9 de cada 10 casos se desarrolla en la población femenina. Asimismo, la Fundación Fita reportó que los TCA habían aumentado un 20% a raíz de la pandemia y la sobreexposición tecnológica que supuso.
¿Qué son los TCA?
Son un conjunto de trastornos que se caracterizan por presentar un patrón alterado en la alimentación fruto de una preocupación excesiva por el peso y la forma corporal, con un miedo intenso a engordar.
Dichas preocupaciones llevan a realizar conductas desadaptativas y alteradas en el comer como estrategia de manejo emocional lo que, además, provoca daños en la salud y en el funcionamiento psicosocial de la persona afectada.
Los trastornos alimentarios más habituales son la anorexia nerviosa (AN), la bulimia nerviosa (BN) y el trastorno de atracones.
¿Qué factores influyen en su aparición?
Según las psicólogas Roncero y Perpiñá, no existe una única causa para explicar la aparición de dichos trastornos, sino que son múltiples los factores que influyen en su etiología, incluyendo factores genéticos y biológicos, psicológicos y sociales.
En primer lugar, algunos estudios han relacionado la aparición de los TCA con causas genéticas, anomalías cerebrales (en regulación del apetito y control del peso) y alteraciones hormonales, así como factores perinatales. En cuanto a los factores biológicos, se ha detectado un mayor riesgo de desarrollar un trastorno en mujeres (debido a una mayor presión social hacia la delgadez) y en jóvenes con edades más cercanas a la adolescencia, ya que están en un periodo de formación de la identidad. En este sentido, se considera que los factores psicológicos y sociales tienen una mayor influencia en el desarrollo de estos trastornos.
A nivel psicológico, se han detectado ciertos rasgos de personalidad como factores de vulnerabilidad en el desarrollo de los mencionados trastornos. Se ha observado que las personas con esta problemática suelen presentar una elevada evitación y persistencia con rasgos obsesivo-compulsivos como perfeccionismo, excesiva responsabilidad, intolerancia a la incertidumbre, estándares elevados sobre ell@s mismos y necesidad de control. A todo ello hay que añadirle una baja flexibilidad cognitiva, es decir, poca capacidad para adaptar el pensamiento y la conducta a distintas situaciones. En el caso de la bulimia se incluye además una elevada impulsividad.
Es habitual asimismo que exista cierta intolerancia emocional, teniendo dificultades para afrontar emociones intensas (tanto positivas como negativas). Esto lleva a la persona a realizar conductas disfuncionales como métodos para modular la emoción y los sentimientos. Por ello, en muchas ocasiones los eventos vitales estresantes como rupturas, historias de abuso o burlas, pueden servir como desencadenantes de TCA.
A nivel doméstico, se han identificado ciertas características que influyen en la aparición de los trastornos. Entre ellas se destacan familias preocupadas por la imagen, poco cohesionadas, con tendencia a negar los problemas o las emociones, exigentes, con expectativas parentales elevadas y tendencia a realizar comentarios sobre la apariencia, además de la existencia de miembros en la familia que realicen dietas o conductas alimentarias desadaptativas.
Finalmente, a nivel sociocultural, podemos considerar que los TCA son los trastornos más dependientes de la cultura y el entorno, por ello, en la actualidad las redes sociales presentan una elevada importancia en su aparición. El estándar de belleza caracterizado por una excesiva delgadez influye en la internalización de dicha complexión como ideal de belleza y superioridad (especialmente en mujeres). Además, existe una elevada presión social hacia la delgadez haciendo que las personas con altas exigencias respecto a su peso y aspecto físico y con baja autoestima traten de combatir su insatisfacción corporal y menosprecio realizando prácticas restrictivas o conductas compensatorias para encajar en los mencionados estándares.
Con este artículo se ha querido hacer una aproximación a la problemática de los TCA. En el número de enero de Contraste, hablaremos con más profundidad sobre cómo afectan las redes en la aparición de dichos trastornos. Además, ofreceremos unas pautas dirigidas a adolescentes, padres, madres y educadores para aprender a afrontar estas situaciones.
Firma: Aina M. Gassó y Berta Nicolás