Padres y WhatsApp

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Los padres también necesitan formación en el uso responsable de las redes sociales y la mensajería instantánea. Así lo parece tras la polémica suscitada por el empleo desorbitado que algunos grupos de padres hacen del Whatsapp en los colegios o en los centros de extraescolares.

Esta situación ha revelado que, lejos de cumplir la función de ser un canal rápido de comunicación eficiente, esta app se está convirtiendo en un foco de rumores, malentendidos, conflictos y falta de responsabilidad en su utilización. Lo que ha sucedido es que el típico corrillo a la puerta del colegio se ha trasladado a los móviles; con el peligro de pasar de ser una acción puntual a una continua, que no sabe de límites ni de espacio ni de tiempo.

Resultan habituales los envíos de memes (imágenes acompañadas de textos en clave de humor), chistes, vídeos, comentarios y opiniones fuera de contexto; como hacer juicios de valor impulsivos o conversar sobre temas que poco o nada tienen que ver con el ámbito del grupo. En conjunto, se pueden llegar a escribir una media de 100 mensajes al día (algunos a horas inapropiadas); un volumen que muchos padres no alcanzan a manejar. Al final, los mensajes relevantes se pierden diluidos entre el resto.

El drama se agrava cuando, una vez comprobado lo poco práctico del grupo, los padres no se atreven a abandonarlo por miedo al qué dirán. De este modo, muchos aguantan, adoptando un rol más pasivo. Silenciar las alertas del grupo y chequearlo esporádicamente suele ser la opción más común. En cambio, otros padres que adoptan un rol activo (y algo equívoco) suelen caer en el error de confundirlo con un foro de debate sobre temas relacionados con el colegio: supervisar la agenda de los hijos; solventar dudas a la hora de ayudarles a hacer los deberes; poner en entredicho la actividad escolar diaria o los métodos aplicados por algún profesor; organizar quedadas; criticar a otros padres, alumnos o profesores y originar discusiones que deberían resolverse cara a cara y en privado.

Es necesario que quede clara la finalidad y utilidad de estos grupos. Si se hace un mal uso (además de dar mal ejemplo a los hijos) en vez de informar, se desinforma generando confusión. Quizás habría que reflexionar si Whatsapp es la herramienta más adecuada para llevar a cabo este objetivo, ya que existen alternativas mucho más adecuadas. Por ejemplo, en América Latina una alternativa popular es la herramienta ‘remind’: una especie de Whatsapp educativo moderado por expertos. Otra iniciativa que ofrece un espacio más indicado es la red social www.lapuertadelcole.com.

En cualquier caso, resultan necesarias unas mínimas normas de conducta para evitar todos estos efectos no deseables. La muestra es el interés creciente de los padres en su propia formación en las TIC. En caso de recurrir a Whatsapp por su extendida popularidad y utilización, conviene dejar claras alguna pautas, así como designar un moderador de grupo que también gestione los usos inapropiados.

Al darnos de alta conviene que sepamos que un perfil no tiene porqué ser público, puede ser cerrado sólo para los amigos (opción recomendable para los menores, recordando que se trata de un servicio para mayores de 14 años). Además, cada publicación puede disponer de su alcance personalizado (amigos, amigos de mis amigos o público), por lo que es recomendable no publicar de forma abierta todo por defecto y, lógicamente, pensárselo dos veces antes de publicar algo, vigilando con los datos personales o información que pueda comprometernos.
Os dejamos, a modo de ejemplo, un decálogo orientativo:

1. Utiliza el grupo de WhatsApp de la clase para intercambiar información útil sobre tu hijo y el grupo-clase. Si no tienes nada positivo, práctico o interesante que aportar, mejor no escribas nada.

2. Respeta a los demás y su intimidad: una vez se comparte un contenido ya no hay marcha atrás.

3. No escribas lo que no dirías a la cara. Piensa dos veces antes de enviarlo.

4. No envíes mensajes que queden fuera del ámbito del grupo (evitar envío de noticias, humor, debates irrelevantes…).

5. No te conviertas en la agenda de tu hijo: deja que aprenda a asumir sus propias responsabilidades.

6. Ante el mal uso de alguno de los miembros del grupo, no dejes pasar la ocasión de mostrar tu disconformidad y hacerle ver que no es la manera correcta de proceder.

7. Evita comentar los rumores e intenta erradicarlos. El rumor es una construcción grupal: todos los que participan o comentan el rumor son sus creadores. Contrastar y no dar por buenas afirmaciones que no sabemos si son ciertas.

8. Si tus intentos de eliminar estas actitudes del grupo son fallidos, siempre tienes la opción de abandonarlo. Aunque algunos no lo entenderán, a veces es la mejor opción.

9. No compartas en el grupo contenidos que atenten contra la privacidad de nadie ni que sean ofensivos hacia otros (padres, profesores…).

10. Si tienes algún problema que resolver con el profesor, no lo hagas a través del grupo: ves directamente al centro a hablar con él cara a cara. De esta forma, les darás la opción de poder ofrecerte sus argumentos sobre lo sucedido y rectificar lo que sea preciso.