Después de ‘Barbacoa de amigos’, Eric Lavaine nos presenta la secuela ‘¡Felices 50!’. La película recupera al mismo reparto y sigue la misma línea convencional que la anterior, sin nada sorprendente que ofrecer.
Después de ‘Barbacoa de amigos’, Eric Lavaine nos presenta la secuela ‘¡Felices 50!’. La película recupera al mismo reparto y sigue la misma línea convencional que la anterior, sin nada sorprendente que ofrecer.
Terror en su estado más puro y básico. No vale la pena adentrarse en el guion ni en la historia de sus personajes, sino tan solo asistir a una masacre si somos fans del género.
La película dirigida por Ofir Raul Graizer resulta desastrosa en su composición, ya que ninguno de sus elementos logra destacar ni contribuir de manera positiva al proyecto en su conjunto.
Con un guion vago y un antipático protagonista, este thriller acaba cayendo en una superficial crítica a la corrupción destapada con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Además, sucumbe y se regodea en varias escenas de excesos.
Un frío simulacro de biopic sobre la filósofa y poetisa Ingebor Bachman. Un esbozo inconexo y, por momentos, inverosímil que ni una desapegada Vicky Krieps es capaz de levantar.
Lo único que se sostiene en esta película son las actuaciones de las caras más conocidas del reparto. El resto: escenas de acción y violencia gratuita en una historia que transmite una idea errónea y nociva de lo que es la justicia.
El rapto de un joven judío supone el arranque de una mirada a un sonado caso y a una reflexión sobre la igualdad religiosa durante una época concreta. La falta de intención en la forma de narrarlo deja una sensación intrascendente.
Un superficial thriller que se regodea en la desgracia, en los estereotipos y en el despropósito narrativo. Así pues, no ofrece ni una moraleja constructiva, ni un suspense emocionante, ni un entretenimiento para disfrutar.
Un film de suspense que incomoda, pero que incluye importantes reflexiones frente a una época marcada por la desinformación, los prejuicios raciales y unos juicios mediáticos movidos por el fervor de las primicias y lo morboso.
Un relato sobre la travesía de los que vienen a Europa en busca de mejores condiciones con unos planos visuales increíbles, pero con un guion pobre y simplista.