Men se presenta, en su inicio, como un film de terror o intriga. No obstante, acaba siendo un drama repleto de metáforas con un guion endeble y muy desagradable que no mantiene el interés del público.
Men se presenta, en su inicio, como un film de terror o intriga. No obstante, acaba siendo un drama repleto de metáforas con un guion endeble y muy desagradable que no mantiene el interés del público.
El documental logra resquebrajar la imagen construida por la prensa del grupo A-ha. Su montaje es agradable, creativo y consigue captar la atención de todo aquel mínimamente interesado en la banda.
El film invierte todo su metraje en humillar a los jóvenes a través de un guion inconsistente que ni siquiera aporta novedad ni el uso de algún recurso original o mínimamente efectivo.
Nicolas Cage se interpreta a sí mismo en una disparatada comedia con acción que contiene muchas referencias cinéfilas a su carrera. El resultado es efectivo y muy divertido, a la vez que pone de relieve a la familia y los amigos.
El largometraje contaba con una premisa interesante, intérpretes solventes y una buena fotografía. No obstante, la cantidad de clichés y la desorientación del guion impiden que sea ese fascinante retrato que prometía ser.
Con una buena fotografía y unas actrices creíbles, Santi Amodeo construye un retrato sobre la adolescencia de la generación Z. A pesar de que describe una salvajada, es una imagen verídica de la trampa de las redes sociales.
El film de Michel Franco sobre una familia mexicana podría haber construido un buen retrato de su protagonista pero acaba desdibujado a causa de la introducción de los mantras personales del director.
El film de Marc Crehuet cuenta con una utilización convincente de espejos y un elenco brillante, pero desperdicia sus recursos y se queda en un patético intento de parodiar con humor rancio y adoctrinar.
Red rocket goza de una fotografía fascinante que retrata con precisión la otra cara del sueño americano. Aunque el elenco deslumbra con sus actuaciones, la película es muy incómoda y no ofrece ni una pizca de luz.
Con un clima semi documental, la segunda película de Carla Simón se convierte en una detallada mirada a un modo de vida que se va, mientras hace justicia a las personas que lo protagonizan.