Red rocket

Sean Baker hace un maravilloso retrato de la miseria de un pueblo en el que sus habitantes tratan de vivir el sueño americano. Para ello, cuenta con un reparto excelente, una banda sonora que acompaña correctamente y una paleta de colores saturados, como el glaseado de un donut.

No se puede negar que los actores hacen un gran trabajo con sus interpretaciones –en especial Simon Rex– y por ello hacen creíbles unas situaciones disparatadas. Pero la historia de un ex actor porno se estira demasiado y lo que se intuía como una trama emocionante acaba siendo una crónica desesperanzadora.

El film está lleno de personajes despreciables –de hecho, es prácticamente imposible llegar a empatizar con alguno– y el guion los ahoga en encrucijadas alocadas que no les permiten redimirse. Aunque la premisa es prometedora y la recreación del momento y el lugar seguramente sea veraz, el resultado es un relato tan incómodo que deja con una sensación extraña y la pregunta de si realmente valía la pena darle una oportunidad.

Firma: Patricia Amat