Una nueva aventura del famoso Guerrero del Dragón para disfrutar en familia. Sin aportar una historia innovadora, sí que afianza valiosos mensajes para integrar y compartir con el resto.
Una nueva aventura del famoso Guerrero del Dragón para disfrutar en familia. Sin aportar una historia innovadora, sí que afianza valiosos mensajes para integrar y compartir con el resto.
Un documental que traspasa lo meramente audiovisual para convertirse en un testimonio de una gran actriz y una bonita amistad. A través de la performance y el material de archivo se hace frente al olvido.
Después de ‘Barbacoa de amigos’, Eric Lavaine nos presenta la secuela ‘¡Felices 50!’. La película recupera al mismo reparto y sigue la misma línea convencional que la anterior, sin nada sorprendente que ofrecer.
Pese a un previsible y poco exigente guion, esta amable propuesta es óptima para disfrutarla en familia con los más pequeños. Así, se les anima a acercarse a problemas actuales y asimilar valores cruciales de forma sencilla.
J. A. Bayona encuentra una historia profundamente humana en la tragedia (o el milagro) de los Andes. Una adaptación íntima, envolvente y profundamente emotiva en la que deslumbra cada miembro del reparto.
Un remake de la exitosa película ‘Campeones’ de Javier Fesser totalmente innecesario. La adaptación al estilo americano provoca la pérdida de todo lo bueno que ofrecía la española.
Paul King presenta un entrañable musical sobre los inicios de Willy Wonka. Con un gran reparto liderado por un carismático Timothée Chalamet, los números musicales y los valiosos mensajes le ponen la guinda al pastel.
Un perro y un robot protagonizan esta entrañable película de animación muda que está ideada tanto para los más pequeños como para adultos. Narra una encantadora historia que es un elogio a la vida y a la amistad.
Una inesperada secuela que, ambientada en el conocido mundo de animación, esconde una oda a la amistad y al camino para cultivarla correctamente. Pese a un par de escenas truculentas, el film es amable y esperanzador.
Este documental de Álvaro Longoria deja a un lado el dramatismo y aporta una mirada positiva llena de ilusión y afecto enternecedor. Además, integra efectos propios de un videojuego acordes a la temática.