Un sol interior

Claire Denis es una veterana realizadora francesa con amplia experiencia en el terreno documental y con unos cuantos largometrajes de interés a sus espaldas. Demuestra dominio a la hora de plasmar la cotidianeidad de cierta parte de la sociedad contemporánea francesa con su complejidad y sus vicisitudes para ensamblar un pasado revolucionario con un presente creativo y un más que acuciante hedonismo burgués.

Este retrato sociológico queda eficazmente plasmado en Un sol interior. Sin embargo, lo que se intuía por el título –algo centrado en el complejo personaje de Isabelle y sus dificultades para encajar sus deseos íntimos con quienes la rodean– era un relato intimista. Por eso, la ausencia del mismo vacía la película y convierte a su protagonista en un títere informe que se mueve a merced de los caprichos de los hombres mucho más incluso que de sus propios instintos.

Denis realiza un trabajo con pretensión de realismo y frescura, con un montaje variado que intercala numerosos roles y escenarios de dudoso interés, quizá buscando la espontaneidad pero que resulta abrupto y confuso. No obstante, como decíamos, el trazo grueso, burdo y superficial con el que dibuja a Isabelle acentúa el tono descuidado y hasta chapucero que define el film.

Es posible que el fondo y la forma sean la manera de Claire Denis de retratar las dificultades sinceras y recónditas de Isabelle y/o de cierta mujer ya no tan joven en esta sociedad burguesa de un siglo XXI ya encarrilado. Sin embargo, es duro constatar que lo que transmite finalmente es un desprecio manifiesto a su personaje, al que hace caer continuamente en los mismos errores obviando las soluciones de sentido común y precipitándose voluntariamente hacia una infelicidad definitiva.

No hay comprensión ni empatía por parte de los realizadores y, así, es muy difícil que el público tolere los desvaríos de Isabelle. Ella, encima es una lamentablemente exhibida Juliette Binoche, cuya siempre soberbia interpretación acrecienta aún más la decepción que el visionado de este título suscita en el espectador.

Quizá, como ocurre en las películas de sagas juveniles, haya que esperar a Un sol interior 2 para que Isabelle y el público puedan vislumbrar algún destello de luz.

Firma: Esther Rodríguez