
La cinta de Juan Cavestany, como indica su título, parece una ilusión cinematográfica. A pesar del buen trabajo del elenco protagonista, el proyecto resulta malogrado, confuso y sin rumbo.
La cinta de Juan Cavestany, como indica su título, parece una ilusión cinematográfica. A pesar del buen trabajo del elenco protagonista, el proyecto resulta malogrado, confuso y sin rumbo.
El arca de Noé no es más que el pretexto para ambientar las aventuras de unos simpáticos personajes. Destinado a los más pequeños, el film incorpora algunas enseñanzas a lo largo de su simple relato.
Este documental se basa en testimonios de jóvenes que cambiaron de vida al encontrase con Jesús en la Eucaristía. Jugoso en el contenido, la manera de organizarlo impide abrirse a un espectador más ajeno.
Este relato abunda sobre el fin de la infancia, mientras integra otras transiciones de corte social y familiar. Con algunos aspectos bien anclados, el guion se pierde tanto por sus subrayados como por su falta de coherencia.
Con un elenco perfecto, el habilidoso John Lee Hancock ofrece un thriller en la línea de crímenes oscuros y protagonistas atormentados. Se trata de una propuesta perfecta para espectadores atentos.
Un nuevo producto que viene de la mano de Paul W.S. Anderson y de los videojuegos. Con las dosis de acción, efectos especiales, humor y algún valor, el film sabe qué se propone y dónde quiere llegar.
Fruto de la pandemia actual, surge este largometraje distópico que nos sitúa en un escenario todavía peor. Con una mezcla de géneros algo precipitada, destaca como entretenimiento y por su trama romántica.
La mezcla singular de geografías y clichés de cine negro, así como la caracterización de personajes, es una sorpresa positiva. Sin embargo, la confusión y algún exceso incoherente empañan el resultado.
Este documental brinda una galería de personajes femeninos que recorren el planeta. La propuesta emplea una mezcla de primeros planos y otros generales, mientras resulta más desequilibrada en los contenidos que aborda.
La violenta revuelta que retrata Michel Franco no es más que una coyuntura vacía para intentar provocar, a través de imágenes sensacionalistas sin un discurso fundamentado ni coherente.