Aquellos maravillosos días

Marco La Via y Hanna Ladoul han comenzado una carrera como realizador tan lenta e irregular como imparable y prometedora. Su apuesta por el retrato de tres mujeres que encarnan otras tantas generaciones se presentaba tan firme que el mismo Martin Scorsese se ofreció como productor ejecutivo para el proyecto. La mezcla es curiosa y, desde luego, acertada. Una producción franco-belga, hablada en inglés y ambientada en Estados Unidos, que, junto a la diferencia de edad de los protagonistas, demuestra una vez más lo enriquecedor del diálogo intercultural e intergeneracional.

La historia no es ni original ni rompedora, pero su guion tiene la suficiente fuerza como para enganchar al público con su humana descripción de los personajes, los bellos paisajes y la inesperada intervención de las omnipresentes gallinas.

El film es una buena oportunidad para reflexionar sobre la familia, la enfermedad, las prioridades de la vida e incluso el difícil equilibrio entre capitalismo y ecologismo. Es interesante también, gracias al papel de Catherine Deneuve, cómo da una vuelta a las revolucionarias ideas de los 70, sus contradicciones y sus consecuencias, no siempre tan positivas como se pretendía o se presentaban.

Entre todo, es fundamental el acierto de los realizadores en la elección de Andrea Riseborough y Morgan Saylor. Su trabajo al lado de Deneuve no desmerece en absoluto y consiguen de Aquellos maravillosos días una película agradable de ver e interesante para comentar.

Firma: Esther Rodríguez