Mass

Ganadora del Premio de la Juventud en el Festival de San Sebastián, Mass es la primera película del actor Fran Kranz, ahora y aquí como director y guionista. Su debut es arriesgado en el tema y en la forma, a pesar de su sencillez final.

Inspirado por catástrofes contemporáneas a su infancia, como el caso Columbine, y por otras más recientes, Kranz se adentra en la tragedia tras la tragedia. Para ello, también cuenta con referencias como The forgiveness project y otras iniciativas que buscan la reconciliación y aceptar el arrepentimiento ajeno.

La trama arranca con mucha dilación. Tardan en llegar tanto el núcleo de protagonistas como el argumento y el conflicto. Sin embargo, esa dilatación y el nerviosismo que se percibe en el tímido ambiente preconizan que se quiere significar, precisamente, lo que está por llegar y que todavía no se conoce.

Esta manera de intensificar el interés es eficaz, aunque algo forzada, con lo que crea algún momento incómodo, casi más que los que contemplaremos después. Fran Kranz guarda para entonces el plato fuerte que va sirviendo con dosificada energía.

Lo cerrado del espacio, lo reducido de las personas y la gravedad del problema logran arrastrar al espectador a ser testigo de una herida transversal para un país entero, e intensa y rompedora para muchas personas. La culpa en todos sus matices, bandos y colores; el duelo; la empatía; la necesidad del perdón y el no poder vivir sin recibirlo y sin ejercerlo; la reconciliación y otros detalles recorren las palabras y los gestos de esta breve pero significativa película.

Dura de ver y seguir, por su forma ardua de desplegar el ritmo, el pasado y la interioridad, es una buena propuesta para hacerse cargo y hacerse preguntas sobre masacres como la que hace alusión el título, si bien también Mass sugiere otros significados más espirituales.

Firma: Lourdes Domingo