Es muy complicado hallar una explicación con sentido al porqué de esta película sobre Jeanne du Barry. Aunque Johnny Depp sirve de gancho para atraer al público, el visionado resulta en una pérdida de tiempo.
Alain Ughetto moldea con sus manos y su voz un cuento de superación en stop motion que narra la historia de sus abuelos. La película ofrece un bonito testimonio familiar y un retrato íntimo de una época pasada.
Una buena y original serie de intriga. Nos adentra en un mundo interesante, dentro del barrio de los diamantes en la ciudad de Amberes y de la cultura judío ortodoxa.
El diseño de los efectos visuales cuidado al detalle sumerge al espectador en su universo distópico. Pese a sus tropiezos de guion, se llena con una serie de valiosos mensajes, sobre todo en lo concerniente al medio ambiente.
Una devastadora historia construida desde múltiples puntos de vista, donde la violencia sabe encontrar un equilibrio sin frivolizar. El dúo directoral construye un relato trágico y visceral, pero sugestivo y con destellos bondadosos.
Al son de conocidas piezas de música clásica, Bruno Chiche dirige un largometraje centrado en la relación paterno-filial con conversaciones emotivas y grandes interpretaciones de Yvan Attal y Pierre Arditi.
Las aventuras que desata el descubrimiento del atlas de Mercator conforman un film simpático para la audiencia preadolescente. Los más veteranos quizá echen de menos un aliciente más sólido.
Las montañas son el lienzo de esta historia de amistad, sobre el que se reconstruyen relaciones. Pese a su innecesaria literalidad, la película deja un bonito listado de cuestiones sobre las que reflexionar.
“Quiero que los mares se llenen con seres vivos. Así creó Dios los grandes monstruos marinos.” Y el hombre dejó volar la imaginación…
El fascinante trabajo de Adam Bessa sumerge de lleno al público en la corrupción tunecina (extrapolable a cualquier otra realidad). Incómodo, duro y amargo, el film es una urgente llamada de atención a la sociedad.