
La secuela de Eric Lavaine es una historia simpática con actuaciones naturales y una buena puesta en escena. Es un largometraje sencillo, que no aporta nada nuevo, pero tiene pinceladas de humor originales y divertidas.
La secuela de Eric Lavaine es una historia simpática con actuaciones naturales y una buena puesta en escena. Es un largometraje sencillo, que no aporta nada nuevo, pero tiene pinceladas de humor originales y divertidas.
Lavaine retorna con una nueva historia costumbrista de adultos en apuros. Con falta de verosimilitud en algunos pasajes, otros brillan por el buen ritmo impuesto a las conversaciones.
Comedia francesa a la que le faltan recursos y le sobran lugares comunes, a pesar del buen hacer de su elenco interpretativo.
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