La directora y guionista Byambasuren Davaa ya sorprendió al mundo en 2005 con su largometraje El perro mongol. Casi veinte años después, vuelve a trasladarnos, con su delicada e impactante maestría, a la estepa de Mongolia para acompañar a la familia de Amra y mostrarnos su curioso modo de vida.
En su largometraje anterior, el relato discurría a medio camino entre el documental y la ficción. En esta ocasión, se inclina más hacia la segunda opción sin dejar por ello de ser clara y contundente en su descripción de los rituales cotidianos de esta etnia seminómada que se incorpora, sin prisa pero sin pausa, al universo de las nuevas tecnologías y la globalización de los programas televisivos y las marcas de coches.
Dos componentes hacen muy grande esta película de Davaa. Por un lado, el retrato que realiza de los protagonistas es un prodigio de sutileza basado en la contemplación, en un natural dejar hacer y en una planificación alejada de complicados movimientos de cámara. Logra mostrar los pequeños detalles que aderezan y describen a los miembros de la familia, sobre todo en el interior de la yurta, la milenaria vivienda circular propia de los nómadas de Asia Central. Allí, en la penumbra, se muestra el microcosmos familiar, sus aspiraciones, contradicciones, intimidades, enfados e incomprensiones.
Esta intromisión del espectador en el núcleo íntimo de Amra, contrasta y se refuerza con la inabarcable extensión de la estepa que Davaa plasma con, de nuevo, una planificación exquisita. La horizontalidad del paisaje se complementa con mínimos elementos verticales, en especial el árbol de las cintas, o se corona con una luna que aumenta la grandeza del panorama al que se enfrentan los recios habitantes de la zona.
Los nítidos contornos de cada pieza del paisaje se convierten en un dibujo preciso que delimita el horizonte vital de sus pobladores. La amenaza de las empresas mineras parece minimizarse ante la fortaleza del entorno, haciendo que sea el factor humano el que perciba el peligro y luche por sus derechos.
Sin reproche en lo fílmico, quizá sea este matiz reivindicativo lo que desequilibre de alguna manera la narración, ya que pueden parecer demasiados temas en un relato tan pequeño. Sin embargo, Queso de cabra y té con sal es, por continuar con los tamaños, una pequeña gran obra, cargada de humanidad y preciosa y precisa en lo visual.
Firma: Esther Rodríguez
Director: Byambasuren Davaa
Guionistas: Byambasuren Davaa, Jiska Rickels
Intérpretes: Algirchamin Baatarsuren, Alimtsetseg Bolormaa, Ariunbyamba Sukhee, Bat-Ireedui Batmunkh, Enerel Tumen, Purevdorj Uranchimeg, Unurjargal Jigjidsuren, Yalalt Namsrai
Género: Drama
País: Alemania, Mongolia
Fecha estreno: 28/10/2022
Lenguaje: Coloquial
Amra tiene 12 años y vive con sus padres y su hermana en la estepa de Mongolia. Su vida transcurre entre el colegio y ayudar a su familia con el rebaño de cabras y la venta de queso, aunque su ilusión es que le seleccionen para participar en el Got Talent de su país. Sin embargo, la invasión de industrias mineras sin escrúpulos amenaza con destruir su tranquilo y tradicional modo de vida.
Título original: Die Adern der Welt
País: Alemania, Mongolia
Duración: 132'
Fecha producción: 2020
Distribuidora: Surtsey Films
Color: Color