La casa del caracol

El debut de Macarena Astorga fluye entre el thriller psicológico, el misterio y una historia de amor, sin arriesgarse del todo en ningún género. Por ello, el espectador no acaba de ubicarse en lo que debe esperar y las sorpresas, en lugar de fascinar, confunden.

La directora consigue desdibujar con maestría la línea que separa la realidad de la ficción, llegando a entremezclarlo todo de tal modo que es complicado distinguir entre los mitos, las supersticiones, la objetividad, la imaginación o los efectos provocados por el alcohol. Asimismo, la ambientación rural con toques de magia se funde con el relato que se narra.

No obstante, la atmósfera inquietante, por momentos, se vuelve grotesca. Los columpios viejos balanceándose, el bosque en movimiento, los sonidos metálicos o las sombras en la noche son elementos que acaban pareciendo ajenos, puesto que interrumpen la narrativa sin aportar nada que justifique su aparición. De la misma manera, los giros de guion quedan también forzados y desequilibran la historia –aunque al tratarse de la adaptación de una novela, poco podía hacerse con la historia–.

Javier Rey y Paz Vega realizan un buen trabajo con sus interpretaciones, ya que logran hacer creíbles unos personajes curiosos. Tanto los roles como la trama prometen más de lo que llegan a dar pero, aunque la audiencia no pase miedo ni presencie un enigma bien estructurado, sí puede disfrutar de las actuaciones del elenco.

Firma: Patricia Amat