Esta tercera entrega de los simpáticos Trolls mantiene un diseño artístico sobresaliente y los colores, brillos y música propios de la saga. Su punto débil se encuentra esta vez en un guion que flojea.
Esta tercera entrega de los simpáticos Trolls mantiene un diseño artístico sobresaliente y los colores, brillos y música propios de la saga. Su punto débil se encuentra esta vez en un guion que flojea.
Lone Scherfig presenta un largometraje alrededor del poder sanador del cine. El buen hacer del reparto y la puesta en escena realzan el valor de contar historias y elevan el nivel de este drama para adultos.
Un equipo brillante presenta esta abrumadora y luminosa película que denuncia el tráfico sexual infantil. Aunque el film es duro, vale la pena vivirlo en salas y dar voz a todos esos héroes que no la tienen.
Martín Benchimol dirige una especie de documental acerca de una empleada doméstica y su hija que han heredado un castillo. No obstante, el film solo genera preguntas para las que no tiene ninguna respuesta.
Aunque la propuesta de Arantxa Echevarría hace un retrato correcto de las crisis de identidad y los prejuicios sociales, no armoniza sus diferentes tramas y deja al público con la sensación de estar viendo algo sin sentido.
Si uno ha visto ya el crimen de la guardia urbana, es posible que solo pueda hacer críticas negativas a la producción de Netflix. Aunque es fácil de ver y cuenta con buenos actores, se aleja un tanto de los hechos originales que relata.
La adaptación de la obra de teatro cuenta con actores veteranos y paisajes paradisíacos, pero no aporta gran valor cinematográfico. Quizá no hacía falta trasladar esta pieza a la gran pantalla.
Es muy complicado hallar una explicación con sentido al porqué de esta película sobre Jeanne du Barry. Aunque Johnny Depp sirve de gancho para atraer al público, el visionado resulta en una pérdida de tiempo.
Óskar Thór Axelsson adapta la novela de Arnaldur Indriðason a la gran pantalla y logra un resultado muy ameno. Además, su buen ritmo impide que el espectador cuestione las incongruencias.
Aunque el largometraje de Javier Veiga pretende ser una oda a la vida y a la amistad, resulta en una cinta ligera con personajes egoístas y una historia incoherente que no deja buen sabor de boca.