Los gritos del silencio

Roland Joffé y Bruce Robinson debutaron en la gran pantalla con esta película que consiguió en 1984 tres Oscar de siete nominaciones: mejor actor secundario (Haing S. Ngor), montaje y fotografía.

El relato histórico de Sydney Schanberg, que ganó en 1976 un Premio Pulitzer, supone un material de primera categoría no sólo político-social sino también humano. Joffé -que posteriormente abundaría en otros argumentos de calado como La misión, La ciudad de la alegría y, más recientemente, Encontrarás dragones– imprime a las tramas un tono épico y heroico de amistad y fidelidad que marca indeleblemente el film.

The killing fields, título original que define parte del terror del momento, es una de esas pocas producciones que se acuerdan de conflictos que han sido auténticos exterminios (estamos hablando de dos millones de personas) y que apenas se recuerdan o reflejan en las crónicas recientes. Por eso, la opera prima de Roland Joffé tiene especial relevancia y vigencia.

Aunque el estilo de realización, con zooms bruscos y subidas súbitas de intensidad musical, resulta demasiado característico de los 70 y principios de los 80, la película se sostiene y sigue llegando al espectador no sólo por su argumento e interpretaciones, sino también por el ritmo puntuado en sabias dosis.

Los gritos del silencio engrosa la lista de imprescindibles del cine sobre periodismo y compromiso con los derechos humanos y es una cita recomendable para todo espectador.

Firma: Lourdes Domingo