Madre

(este comentario contiene “spoilers” del cortometraje)

El éxito del cortometraje Madre de Rodrigo Sorogoyen (que fue la única opción española en los Óscars 2018), junto con la victoria de El reino en la pasada edición de los Goya, ha conseguido que el estreno de la última película del director madrileño se haya convertido en un pequeño acontecimiento dentro de la industria española. Una buena noticia para el cine independiente de nuestro país.

El filme comienza con el citado cortometraje: Elena recibe la llamada de su hijo de seis años. Está en una playa del sur de Francia solo, no ve a su padre y un señor le está llamando. Su madre entra en pánico. El largometraje actual comienza diez años después: Elena se ha trasladado a vivir a la playa donde desapareció el niño y no consigue rehacer su vida. Allí conoce a Jean, un adolescente que está de vacaciones con su familia, con el que comienza una peculiar relación.

Gracias al excelente trabajo de Marta Nieto, Madre profundiza en el trauma de la asusencia de un hijo. El argumento desaparece para mostrar las emociones de una madre que no encuentra el equilibrio con el que superar la pérdida. Sorogoyen decide sugerir más que contar y por eso funcionan tan bien al principio sus planos de la playa, sus movimientos de cámara desde lo más general hasta pequeños detalles. Las primeras escenas en la costa son preciosas. Sin embargo, pasados esos momentos iniciales, la trama se resiente de la falta de relato. La historia pide saber más de la tragedia, del trauma y el empeño del director de no contar más hace que el filme pierda emoción y se convierta en repetitiva.

En resumen, Madre es una apuesta intimista y visualmente poderosa al que le falta un poco más de narratividad. No obstante, supone una buena noticia para el cine español que va consolidando directores jóvenes, distintos de los Almodóvar y compañía.

Firma: Llorenç Ramis