Sorogoyen se adentra en un thriller político sobre corrupción que nos suena a conocido. Buen ritmo, a veces demasiado impostado por la banda sonora y la realización, y excelentes actores.
Rodrigo Sorogoyen (Madrid 1981) firma este título después de su ópera prima Stockholm y Que Dios nos perdone, aparte de su intervención como guionista en La pecera de Eva y Frágiles.
El tema de la corrupción en el mundo de la política no siempre encuentra redactores que de forma tan implícita y espontánea lo expongan en nuestro cine, como es el caso de este nuevo film de reciente cuño.
Ahora Rodrigo Sorogoyen, quien ya subrayó sus anteriores producciones con brotes de verosimilitud, narra el papel del político ambicioso que no duda en derribar una y otra barrera para llegar inmune al objetivo final con las mínimas heridas y con las ayudas pertinentes de sus colaboradores más cercanos.
Sin duda el objetivo no es fácil, ni tan siquiera sustancialmente beneficioso a corto plazo para un director comprometido. Con su firma, desvela posibles circunstancias, siempre con el caparazón de un sistema en el que casos como el del film permanezcan soterrados e impunes.
En este proceso fílmico, Sorogoyen cuenta con el excelente actor malagueño Antonio de la Torre como protagonista. De la Torre es un intérprete consagrado por múltiples largometrajes, pero aquí marca un eslabón privilegiado en su fértil andadura.
Junto a él, actores como José Mª Pou y actrices como Bárbara Lennie y Mónica López, son el feliz contrapunto de un reparto inteligente para una película que dará que hablar, no sólo en los mentideros cinematográficos sino también en los de alcance político.
Pero, aunque así sea, el cine a veces no es más que un reflejo de lo que “parece” que ocurre a nuestro alrededor. ¿O no?…
Firma: Joaquín Guitart
Manuel (Antonio de la Torre), destacado vicesecretario autonómico, está ampliamente relacionado y dispuesto para integrarse en la política nacional. Pero su ilusión se desvanece por causa de ciertas implicaciones con una trama de corrupción junto a un amigo del alma.
Los principales periódicos y cadenas nacionales reflejan el escándalo en el que únicamente sale indemne su amigo. Manuel es apartado del núcleo político y traicionado por sus más íntimos colaboradores.
Él no se resigna a cargar con toda la responsabilidad, pese a que solo cuenta con el apoyo de su esposa y su hija. Y emprende una lucha sin cuartel contra una maquinaria corrupta que no tiene visos de finalizar.