Hasta el cielo

La oscuridad, el nivel de decibelios, los edificios altos y los neones son el marco que rodea el film de cine quinqui de Daniel Calparsoro. Inspirándose en hechos reales, el director presenta una serie de delitos cometidos por una banda de jóvenes marginales.

Sin embargo, en este caso, no están movidos por la supervivencia o la desesperación, sino por la ambición, lo que hace que el equipo sea meticuloso y el crimen esté perfectamente organizado. Eso dota de una elegancia peculiar el ambiente macarra en el que se despliega toda la trama.

Calparsoro logra un thriller muy correcto con un ritmo excelente, que mantiene a la audiencia expectante y entretenida a pesar de la larga duración de la cinta. Es un producto satisfactorio para los amantes del género, ya que hay mucha acción y se desarrolla en un compás ágil y constante, y, a la vez, está pensado para acercarse al público joven, tanto por los actores elegidos como por el tipo de música y entorno que envuelve el relato.

Miguel Herrán y Carolina Yuste interpretan de manera magnética a unos personajes que se crecen a medida que avanza la historia. Además de ejecutar a la perfección robos preparados, el protagonista intenta mantener un equilibrio prácticamente imposible entre sus orígenes en el extrarradio y su irrupción en las altas esferas de la sociedad, y también entre su obsesión por escalar y su deseo de vivir con la persona que quiere. De este modo, plantea al espectador la duda de si vale la pena el precio del poder.

Técnicamente es impecable y regala magníficos planos aéreos de la ciudad de Madrid, acompañados por la trepidante banda sonora de Carlos Jean. Sumida en la atmósfera de fiesta nocturna, Hasta el cielo es una película muy dinámica y bien construida que no llevará al auditorio a lo más alto, pero con la que se puede pasar un rato bastante ameno.

Firma: Patricia Amat