El colibrí

El colibrí adapta la novela homónima de Sandro Veronesi que hace una retrospección en la vida ficticia de Marco Carrera (Pierfrancesco Favino). La cinta toma como eje a este personaje para narrar una trama que bascula entre lo trágico y lo esperanzador, entre lo familiar y lo romántico, entre la lealtad y la infidelidad.

Este vaivén conforma un relato discontinuo que salta entre flashbacks, flashforwards y revisiones de estos mismos hasta convertir el tiempo en algo no lineal. Estos cambios orgánicos entre presente, pasado y futuro crean una fragmentación que no evita el cuestionamiento del verdadero rumbo del film. Por más que conserva dinamismo en toda su duración, se hace difícil comprender la dirección hacia la que intenta ir el conjunto de la obra, aquello que quiere contar tras la figura de Marco.

A pesar de disponer de un reparto que se desenvuelve con soltura y mantiene consistencia, se desprende cierta vacuidad de su trasfondo y gran insatisfacción al atender a la crónica de un hombre bueno que comete errores y ya está. La falta de una relectura de la obra literaria se entrevé en la superficial adaptación al medio cinematográfico, aparentemente más preocupada por el argumento que por aquello que puede aportar al material original.

El símbolo del colibrí acaba obteniendo, al igual que los múltiples derroteros de la película, varias interpretaciones: desde la inmovilidad del protagonista ante algunos de los infortunios de su vida hasta la resistencia por soportar dichos acontecimientos y mantener su vuelo. Con todo, El colibrí ofrece una propuesta que se queda corta al intentar abarcar mucho sin profundizar en nada, al narrar una bonita y emotiva historia sin cuidar el cómo y sin buscar un qué más allá.

Firma: Yoel González