Moira

Moira es una película sincera y bienintencionada; resultado de los denodados esfuerzos de los Lovecchio por realizar un film cercano y, a la vez, de calado histórico y social. Es también una suerte de ejercicio práctico de la tesis doctoral de Nerea Lovecchio, guionista, sobre el trabajo del actor como representación de un hecho histórico.

Esta presentación de los realizadores es importante porque ayuda a mirar con indulgencia una obra escasa, más propia de aula de una escuela de cine que de una sala comercial.

Los recursos que funcionan, los flashbacks o la medida dosificación de los elementos de intriga de la trama, no son innovadores pero sí están bien utilizados. Sin embargo, presenta un discurso rígido y torpe, y una interpretación encorsetada de casi todo el elenco. Por otra parte, la narración está salpicada de momentos excesivamente crípticos, incomprensibles para todos aquellos que no hayan participado en el guion y, a pesar de revestirse de un aura de misterio nostálgico y atormentado, no satisfacen a un público desconcertado y algo aburrido.

Se han cuidado mucho los detalles que dan a las escenas verosimilitud, tanto las que se desarrollan en el tiempo presente, como las que se retrotraen al pasado en Argentina.

Quizá se podrían haber aprovechado más los efectos de color que diferencian los dos ambientes, aunque esto ya es una pura opinión personal. De cualquier modo, la irregularidad del proyecto no evita que el trabajo de los Lovecchio sea, como poco, prometedor.

Firma: Esther Rodríguez