Menos atractiva que su predecesora, esta segunda entrega sigue ofreciendo el lado más humano de un drama sobrevenido.
Menos atractiva que su predecesora, esta segunda entrega sigue ofreciendo el lado más humano de un drama sobrevenido.
Es como viajar a la década de los 60, con sus acontecimientos históricos, sus peculiaridades, sus costumbres, sus coetáneos y ese ritmo elegante que nos imaginamos en cualquier espía inglés.
Interesante, intenso y doloroso drama que recorre las noches de un hombre roto en su interior y golpeado por la vida
La cárcel no es la peor condena para un asesino. Este relato profundiza en la culpa y en el valor incalculable del perdón.