Condena

La BBC nos trae este sorprendente título que se desarrolla en tres capítulos de una hora de duración. En él, el espectador se adentra junto al protagonista en el mundo carcelario de una prisión británica: un espacio cerrado y envuelto de hormigón y luces fluorescentes. Todo es decadente en el nuevo universo de Mark. Además, su carácter apocado le lleva a ser presa fácil de los matones del lugar.

En realidad, lo más interesante de la cinta no es la recreación del entorno, ni siquiera las vicisitudes que allí se viven. Lo más extraordinario es el tratamiento que se hace de la culpa, del perdón y de la redención. A lo largo de la serie, asistimos a la honradez con la que los personajes principales (Mark y Eric) se enfrentan a sus circunstancias y a sus demonios. No existen las excusas, no hay culpables fuera de ellos mismos. Cada uno asume su responsabilidad sin aspavientos y con la valentía de reconocerse vulnerables y capaces de lo peor.

De fondo, descubrimos el papel insustituible y poderoso de la familia, el amor, la necesidad de proteger a los nuestros, la voluntad de hacer las cosas bien, la caridad y el perdón. Condena es un paseo por la fragilidad y la grandeza del ser humano, por su capacidad de enfrentarse a las consecuencia de sus actos. Una historia de sinceridad y de amargura.

Contada sin prisas y sin estridencias, cautiva por la gran interpretación de sus dos protagonistas: Sean Bean (Mark Cobden) y Stephen Graham (Eric McNelly). También, si nos lo proponemos, este título conduce a la reflexión y proporciona una buena base para hablar de temas importantes.

Firma: Mar Pons