Rastros de sándalo

La directora María Ripoll estudió dirección de actores y guión en UCLA y en el American Film Institute de Los Angeles. Su primer largo Lluvia en los zapatos, rodado en Londres y protagonizado por Penélope Cruz, data de 1996. Fue una primera experiencia que ya mereció importantes premios y una nominación a los Premios Goya como Mejor Directora Novel. En Rastres de sàndal colabora con la guionista Anna Soler-Pont, co-autora con Asha Miró de la novela del mismo nombre.

Curiosamente, en esta nueva cinta, tanto en el plano interpretativo como en los créditos técnicos, destaca la acentuada labor profesional femenina. Es la mujer quien goza de un merecido protagonismo en todos los aspectos de la película. Quizás esta coincidencia, creemos que no casual y sí preconcebida, hace que el transcurso de la misma esté tratado con una mesura en la valoración de los sentimientos fuera de toda duda, huyendo del trato lacrimógeno que hubiese convertido en posible serial lo que es un auténtico canto a la pureza de los orígenes, la melancolía de la distancia y el feliz reencuentro de la propia sangre.

Rastres de sàndal es una auténtica demostración de amor y esperanza, algo que a menudo echamos en falta en los tiempos atribulados que nos ha tocado vivir. Se palpa en el transcurso de la cinta la permanente necesidad del amor fraterno, separado en este caso por circunstancias extremas en momentos decisivos para la vida de una familia, sea cual sea su nivel de posibilidades.

La actriz catalana Aina Clotet logra una magnífica interpretación en su papel de Paula, la Sita que fue entregada por adopción a una familia de Barcelona y separada violentamente de su hermana Mina (rol a cargo de Nandita Das, aclamada actriz y directora india de renombre internacional). Ambas llevan el peso central de esta bien estructurada cinta, en la que un magnífico equipo técnico y un acertado núcleo interpretativo consiguen una excelente resultado cinematográfico, sin aspavientos, sin sobresaltos, con el único objetivo de contar una historia que pudo haber sucedido; y que, posiblemente, siempre vuelva a ocurrir. En suma…el esperado y reconfortante retorno a los orígenes; algo a lo que todo ser humano, hombre o mujer, aspira felizmente a encontrar en alguna fase de su vida.

Firma: Joaquín Guitart