Paulina

Mitre venía de hacer El estudiante (2011), su primer largometraje, y ahora acomete una versión de Ultraje (1961) del también compatriota Daniel Tinayre. Paulina es la ganadora del premio FIPRESCI en Cannes y la segunda película argentina consecutiva que se lleva el galardón después de Jauja (2014).

La Patota gira alrededor del hecho de la violación de Paulina, tema que forma parte de otro más grande denunciado por el film como consecuencia de la miseria que generan las brechas entre clases y los estragos de la pobreza. Se muestra una realidad abandonada a la suerte de las personas que la sufren, protagonistas de verdaderos dramas. Poco de eso aparece en profundidad, pues el guión se queda en la superficie de la reacción del personaje y ofrece escasos elementos plantados alrededor para que podamos comprender, sin desconcertarnos, la admirable fortaleza de Paulina para aceptar las derivaciones de lo que le ha pasado.

De este modo, a medida que avanza el relato, su postura deja de ser verosímil, a pesar de la destacable actuación de Dolores Fonzi. La trama mezcla la visión que ampara a los culpables como inocentes, debido a su situación, con la sed de las víctimas de que estos paguen por su crimen. En este sentido, la película radicaliza las dos posiciones y eso crea confusión, así como falta de credibilidad. Pero el mensaje que se entrevé no deja de ser positivo.

Firma: Begoña Arribas