El viaje más largo

Hace siete días que Nicholas Sparks nos “sorprendía” con uno de sus dramas románticos en cartelera (Lo mejor de mí). Poco ha podido reponerse el espectador de la subida de azúcar, que ya reaparece este autor de bestsellers con un argumento de tramas paralelas en el tiempo, de sospechoso parecido con El diario de Noa, uno de tus títulos más leídos y vistos.

No es noticia que este escritor de Nebraska teclea con el contrato de adaptación al cine entre las manos y el portátil. La fórmula de su éxito, especialmente entre el público femenino, es algo que no ha alterado desde los años 90.

De ahí que nadie espere grandes novedades en El viaje mas largo, donde se han atrevido a hacer honor a su título al brindarnos 139 largos minutos de rodeos (de los de toros), rubia universitaria con botas camperas, el hijo de Clint Eastwood marcando pectoral y mirada afligida y una historia en el pasado que -¡oh, sorpresa!- guarda similitudes con la del presente.

Director y guionista se limitan a ilustrar, con el estilo de la “saga” Sparks, una historia de contexto y adornos muy americanos; con figura de padre ausente incluida, cuya sombra planea en un voluntarista hijo que pretende superar su gesta. Como sucede en otras películas basadas en sus libros, incluso la idea de sacrificar los intereses propios por los de la persona amada suena a impostada, gracias a que se verbaliza en numerosas escenas, sin problemas de pudor.

En esta línea, la historia de amor se construye también sin fondo, con prisa y con un salto a la cama que se viste de romántico pero que, hasta donde dejan ver al espectador, se basa en el atractivo físico y los filtros de cámara. Del mismo modo, los diálogos donde se relata la trama del pasado son directos -todo se dice- y hay miedo o pereza a sugerir, en lugar de exponer, los sentimientos de toda clase. Quizá, en ambas líneas cronológicas, aunque de modo especial en la de Luke y Sophia, se sigue confiando poco en los actores, a los que solo se les permite lucir “lipstick” bajo el sol.

Firma: Lourdes Domingo