Segundo largometraje de Terrence Malick tras su aclamado debut en 1973 con Malas tierras. A Días del cielo le sucedería un enigmático retiro del director, que no volvería a dar señales de vida hasta mediados de los noventa, con el inicio del rodaje de su tercer film, La delgada línea roja.
Malick recupera de su anterior trabajo la historia de la joven pareja de fugitivos, contextualizándola, en esta ocasión, en un ambiente de pobreza, precariedad y contraste de clases en el que el hombre dirige sus acciones en función de su necesidad pero, también, de sus pasiones y caprichos. Es en este entorno donde Malick descubre esa “mitad de demonio” que regenta el alma humana anunciada por la ingenua narradora del film, que presencia, ajena a cualquier atisbo de moralidad, las trágicas consecuencias de los actos de sus mayores, poco menos avezados y dispuestos a discernir el Bien del Mal en el seno del triángulo amoroso (Gere, Adams, Shepard) que construye sutilmente el director.
Es, precisamente, ese recurso de la voz en off (muy parecida a la de la Holly de Malas tierras) uno de los principales distintivos narrativos de un autor capaz de contar y sugerir mucho con muy poco, a base de pinceladas que edifican historias siempre enmarcadas y acompañadas de una fuerza visual arrebatadora y de una naturaleza más viva y protagonista que nunca, a la que el hombre, como criatura, pertenece, y a la cual sólo el propio hombre es capaz de corromper (en un sentido que trasciende lo físico, más allá de las meras nociones ecologistas).
En este aspecto estético y visual, cada película de Malick (El nuevo mundo, El árbol de la vida) constituye un logro prácticamente insuperable. Pero es en Días del cielo donde el realizador alcanza una de sus cumbres más elevadas en ese afán casi pictórico de capturar la esencia y esplendor del mundo a través de la cámara, con planos e imágenes bellísimas y un juego de luces y sombras completamente naturales que, merecidamente, hicieron ganar el Oscar al español Néstor Almendros, director de fotografía del film.
Si a ello se le añade la siempre genial partitura de Ennio Morricone, el resultado no puede ser sino una obra cautivadora y cargada de poesía, y una invitación a la contemplación y el deleite de los sentidos a través de lo bello. Todo ello sin dejar de asistir a las sustanciosas reflexiones sobre la condición humana que, tan de vez en cuando, ofrece este profesor de filosofía reconvertido a cineasta.
Firma: Juan Xipell
Director: Terrence Malick
Guionistas: Terrence Malick
Intérpretes: Brooke Adams, Jackie Shultis, Linda Manz, Richard Gere, Robert J. Wilke, Sam Shepard
Género: Drama
País: EE.UU.
Fecha estreno: 01/06/1979
Lenguaje: Coloquial
1916. Huyendo de la ciudad, de la pobreza y de la justicia, Bill viaja junto a su novia Abby y su hermana pequeña a los grandes latifundios de trigo para trabajar como braceros. Bill y Abby se hacen pasar por hermanos y consiguen ser contratados por un joven y rico propietario. Al finalizar la temporada de cosecha, el terrateniente, enamorado de Abby, les ofrece permanecer en la finca durante todo el año mientras los demás trabajadores toman el tren en busca de nuevas oportunidades.
Título original: Days of Heaven
País: EE.UU.
Duración: 94'
Fecha producción: 1978
Distribuidora: Paramount Pictures
Color: Color