Un sol radiant

Un sol radiant nos presenta la historia de los últimos días de una familia que vive en un pueblo en la Cataluña rural. Si bien es cierto que se respira una tensión palpable ante el porvenir, a diferencia de lo que uno podría pensar, no es una película triste. De esta manera, se rehúye la aflicción, el miedo excesivo y la angustia pesada de los protagonistas ante lo que se viene. Todo esto está en parte facilitado por la perspectiva desde donde se cuenta: los ojos de Mila, una niña de 11 años y la pequeña de la casa.

El dúo directoral nos muestra unos paisajes naturales muy bonitos que consiguen transmitir la paz del pueblo a través de planos de larga duración. Igualmente, el film se construye ampliamente desde el fuera de campo: elementos que suceden, se dicen o se escuchan sin llegar a verse en el momento. De esta manera, se crea una especie de drama psicológico.

Laia Artigas, conocida por Verano 1993, se consolida como una gran actriz. Pese a tener 16 años, la joven hace gala de una interpretación totalmente natural, que potencia esa inocencia de una niña que no va a poder experimentar la juventud que está viviendo su hermana mayor. Junto a ella, el resto de los actores que conforman el elenco realizan igualmente un buen trabajo.

Sin duda, Un sol radiant es un gran obra, pero no es para todos los públicos. Quizás sea algo lenta o tediosa para un cierto tipo de espectador acostumbrado a las grandes producciones. En cambio, habrá otros que sabrán admirar esta película, desde la riqueza de sus personajes y sus distintas posiciones a reflexionar ante el fin del mundo.

Firma: Iñigo Chamorro