Belle

Magnífica, interesante y sencilla película. Un regalo para nuestras pantallas habitualmente pobladas de complicadas y negativas tramas que buscan concienciar al espectador de una manera agresiva, como si el público no fuera capaz de implicarse en una historia si no es a base de impactos brutales. Y en este caso con más mérito teniendo en cuenta que Belle está basada en una historia real muy bien documentada.

En menos de dos horas, Amma Asante y Misan Sangay, directora y guionista, son capaces de plasmar un retrato acertado y sereno de una sociedad compleja, en ebullición y con múltiples problemas que juzgamos actualmente con mucha facilidad, pero que en aquella época no se valoraban con tanta claridad. No solo el tema de la esclavitud, sino el de las mujeres en general, sometidas a estrictas normas sociales que las hacen depender del hombre, como si fuesen una propiedad.

Asante y Sangay huyen del alegato y evitan hacer un panfleto anacrónico ya que se centran en lo, a mi juicio, más importante: en las personas que vivieron en aquella época, en sus pequeños dramas y en sus decisiones que son fruto de una educación, una posición y sus propios principios (como las nuestras, con nuestras injusticias contemporáneas).

Para ello han tenido la suerte (o el acierto) de contar con un elenco impresionante en el que destacan, sin duda, los veteranos Tom Wilkinson, Emily Watson y Miranda Richardson perfectamente acompañados por todos los demás actores.

Y como es habitual en las producciones inglesas, en este caso bajo la tutela del BFI (British Film Institute), la dirección artística y el vestuario están cuidados al máximo para que el espectador pueda sumergirse fácilmente en el ambiente en el que se desarrolla la acción.

A Belle se le puede culpar de una excesiva simplicidad pero considero que dicha sencillez es más una virtud que un defecto. Las dos realizadoras tienen poca experiencia en la dirección y en la escritura por lo que, sabiamente, han optado por no complicar mucho las cosas y no pretender hacer algo rompedor e incompresible como les ocurre a muchos directores noveles. Y de ese modo el resultado es este film interesante, diáfano y con el que todo tipo de público puede disfrutar y aprender.

Firma: Esther Rodríguez