Forspoken

La crítica del principiante

La historia de Forspoken nos presenta a la joven neoyorkina Frey Holland. Una chica con importantes problemas sociales que, un buen día, encontrará un extraño brazalete que la teletransportará a un mundo medieval de lo más lúgubre. Dicho brazalete le conferirá poderes mágicos y la guiará en la titánica tarea que tendrá por delante: salvar Athia -así se llama el lugar- de una grave crisis que está convirtiendo a los seres vivos en monstruos y, de paso, volver a su mundo.

Sin pretender ahondar excesivamente en el argumento, os diremos que trata temas interesantes y que nos harán reflexionar, si bien está cargado de tópicos y clichés que ya hemos visto en otros juegos (mismamente recuerda mucho a Ni No Kuni, pero enfocándolo a adultos).

Combinando diferentes estilos

El desarrollo combina cuatro elementos clave: el mundo abierto, la acción, el parkour y el rol. Así pues, se abre ante nosotros un amplio mundo por descubrir. Con un sencillo pero completo control podemos movernos rápidamente haciendo uso del parkour, al más puro estilo Assassins Creed. Nuestra protagonista se puede desplazar a toda velocidad por los escenarios, escalando, saltando o utilizando el entorno para acceder a cualquier lugar. Lo cierto es que el ritmo de juego es rápido y esto se agradece.

Sin embargo, esta inercia que vivimos actualmente por los mundos abiertos es muy peligrosa. Un sandbox o juego en mundo abierto tiene sus ventajas: gigantescos escenarios por recorrer, gran cantidad de misiones secundarias y personajes por conocer, numerosos objetos y coleccionables por encontrar… Pero también sus desventajas: sensación de repetitividad, escenarios algo vacíos, misiones secundarias sin sentido, excesivas tareas por realizar…

Digamos que Forspoken tiene parte de lo bueno y de lo malo de los sandbox. Por un lado, resulta entretenido recorrer los escenarios mientras avanzamos en la historia. Sin embargo, al cabo de unas cuantas horas genera una sensación de repetitividad considerable, pudiendo llegar a aburrir. Cierto es que lo terminaremos en unas 20 horas, pero no deja con ganas de seguir explorando el mundo de Athia. Por lo tanto, en lo que es su gran virtud jugable, surge su gran defecto.

En los que al combate se refiere, el juego mezcla acción en tiempo real con disparos (aunque disparamos magia, no balas). Los combates son dinámicos, como las secciones de plataformeo, aunque, en ocasiones, algo toscos por un sistema de apuntado un poco torpe. También tenemos ataques definitivos -que vamos cargando poco a poco- y que hacen gala de un sólido apartado visual. La gran cantidad de sortilegios hace que combinarlos suponga toda una maestría por parte del jugador.

Por último, destaca un apartado visual muy trabajado que queda deslucido por un exceso de oscuridad y tiniebla constante. Destaca, por ejemplo, los efectos de luz y partículas que se desprenden de los ataques que realizamos o el detalle de algunos escenarios. El resultado es más que notable, pero como decíamos, no luce todo lo que pudiera.

Lo mejor:

Amplio y variado en su concepción. Buena mezcla de estilos.

Lo peor:

El mundo abierto le queda grande y lo puede hacer repetitivo.

Conclusiones:

Forspoken es un buen juego de rol y acción que parte de una historia interesante pero que se diluye conforme avanzamos en la partida. La mezcla de estilos jugables le sienta de maravilla y el parkour está muy bien implementado. Ahora bien, el mundo abierto peca de vacío y hace que la propuesta se vuelva algo repetitiva.

En cuanto al contenido, es un juego para mayores de 18 años. Su historia y ambientación son oscuras y tratan temas complejos. Por otro lado, pese a la fantasía, es un juego violento.