Mia y yo

Cuesta interpretar la moda televisiva de que los adolescentes “no integrados” tengan que recurrir la mundos imaginarios o paralelos para reafirmarse como personas útiles y valoradas.

En la serie, mezcla de animación y realidad, la infantil Mía resulta enternecedora tanto en su papel de carne y hueso como en el personaje animado. Su candidez y naturalidad la ayudan a empatizar con el público infantil.

Sin duda, el universo de Centopia, con sus elfos, faunos, unicornios, bosques oscuros y praderas florecientes (en cuyos diseños se insinúan Joan Miró, Pablo Picasso o Tim Burton) es el lugar idóneo para hacer volar la imaginación.

Las luchas contra la malvada Panthea y sus Munculus son la excusa perfecta para poner a prueba el valor y la amistad. Historias adornadas con acertados toques de humor y pequeñas dosis de ingenio y acción.

Todo es mágico en Centopia, tan mágico y brillante que queda en evidencia, en algunos aspectos, el dudoso gusto de los diseñadores que han decorado a las protagonistas con exceso de pedrería y escasez de ropa. Incluso Mía, en un capítulo, reivindica unos centímetros más para su corto vestido.

Firma: Mar Pons