Matar es fácil

La novela de la escritora inglesa sirve de inspiración para este relato que, en nuestro país, se divide en tres capítulos de 45 minutos (en la versión original son dos, de casi una hora cada uno). No obstante, hay que precisar que la narrativa se toma sus licencias y se adapta tanto al formato audiovisual como la los tiempos modernos.

Esto no hace referencia a la ambientación que, en este caso, es lo esperable de una producción británica: elegante, cuidada, bonita y sugerente. Más bien nos referimos a que el guión actualiza algunos aspectos, introduce elementos oníricos y cambia detalles de la trama. Y, aunque esto no entorpece el relato, sí lo apreciará quien haya leído la novela.

Matar es fácil se compone a través del misterio, de las relaciones personales y de la recreación de una comunidad marcada por las clases sociales y las apariencias y, además, encorsetada en sus tradiciones. Para ello, hace falta contar con un elenco de personajes que nos mantengan atrapados, así como un protagonista al que queramos seguir durante sus pesquisas.

En estos aspectos, quizá, la miniserie no profundiza demasiado. No obstante, tampoco hace falta porque es relativamente sencillo adentrarse en la curiosa sociedad del pueblo de Wychwood y disfrutar de un argumento sencillo. Además, la trama evoluciona a ritmo campestre y, mientras se localiza al asesino (cosa nada intuitiva, como suele hacer Agatha Christie en sus novelas), podemos pasear en coches de lujo, viajar en trenes con tapicería y conocer los pequeños secretos que guardan sus protagonistas.

Otros relatos de la autora llevados a la pequeña pantalla, en formato de miniserie, y que se pueden ver en Movistar+ son Agatha Christie: El misterio de Pale Horse y Agatha Christie: Diez negritos.

Firma: Mar Pons