Los Pitufos

El belga Pierre Culliford, más conocido como «Peyo”, fue el creador de estos simpáticos hombrecillos azules. Nacieron en papel en 1958 y, aunque tuvieron alguna adaptación animada, el primer capítulo de la serie clásica no se emitió hasta 1981. En 2021, los Pitufos ya contaban con varios largometrajes y fama mundial cuando apareció este título en el que cobran relieve gracias a la animación 3D.

Sin embargo, no solo cobran relieve sus protagonistas, sino un cúmulo de temas que afectan a la sociedad moderna. Por ejemplo, Pitufina abandona su rol “materno” (y hasta pierde la margarita del pelo, por aquello de “mujer florero”) y se convierte en una superwoman con tanta capacidad como Forzudo. También se ofrece un sinfín de Pitufos, según las necesidades de cada historia, con lo que los protagonistas clásicos se diluyen entre las nuevas propuestas. Los personajes que parecen no verse afectados por el paso del tiempo son los malvados Gargamel y el gato Azrael y el siempre bien dispuesto Papá pitufo.

A pesar de todo, las aventuras iniciadas por Peyo siguen remarcando el valor del compromiso, la ayuda mutua y la responsabilidad. También, las historias, dotadas de una inconfundible ironía, juegan con la magia, la diversión y las tareas propias de cada personaje. Además, la vida pacífica y armoniosa en la aldea es, como siempre, el objetivo común de cada episodio. Ni siquiera los rebuscados planes de Gargamel tienen una mínima posibilidad de triunfo.

Así, aunque Los Pitufos conservan “el alma” de su creador, no se descarta que de sus argumentos se desprenda una cierta visión adulta de aspectos que la infancia no puede descifrar. El conjunto, la serie resulta divertida, original y clásica a la vez pero, en el detalle, denota un estilo manipulado por las tendencias del siglo XXI que es difícil prever hacia dónde la llevará.

Firma: Mar Pons