Dime quién soy

El estreno de la última superproducción de Movistar había despertado muchas expectativas. La novela de Julia Navarro del mismo nombre había sido un éxito editorial; además, poder contar con una de las actrices del momento, Irene Escolar, Goya a la actriz revelación por Un otoño en Berlín, y sinónimo de éxito en el panorama teatral, prometía que por fin asistiríamos a una serie histórica nacional al nivel de otras producciones recientes.

La serie cuenta la historia de Amelia Garayoa una chica perteneciente a una familia burguesa de Madrid, a la que sus ideales sociales le llevan a luchar contra el fascismo y recorrer la historia de Europa. La seguimos desde el alzamiento militar en España hasta la caída del muro de Berlín, a través del manuscrito que recibe un editor en el que se cuenta la vida de la protagonista. Romances, espías, sentimientos encontrados… nada nuevo bajo el sol.

Uno de los problemas de la serie es el flojo arranque. Llevamos cuarenta minutos y nos parece estar asistiendo a un episodio de Acacias o Amar en tiempos revueltos –con todo mi respeto para esas series–. Interiores de casas, problemas sociales en la calle, buenas intenciones y matrimonios concertados. Lo hemos visto mil veces. Es cierto, que hay que aplaudir el esfuerzo de producción por recrear la Alemania nazi, el gueto de Varsovia o la roma del Duce, pero el daño ya está hecho. La serie aburre por momentos, porque ni la trama de espionaje te mantiene en tensión, ni los amores de Amelia nos sorprenden.

Mucho se ha hablado de la actuación Irene Escolar, que supone un soplo de aire fresco por esa manera suya de actuar tan natural, sin afectación (aunque no del gusto de todo el mundo), y de que el elenco de actores que la acompañan –Pablo Derqui, Oriol Pla (su pareja en la vida real) o Maria Pia Calzone– está muy bien. Sin embargo, no encuentra el equilibrio necesario en una serie que quería ser un Tiempo entre costuras mejorado y acaba siendo un Amor en tiempos revueltos con más presupuesto.

Firma: Llorenç Ramis