Mala persona es una de esas comedias esperpénticas que parten de una curiosa premisa e incluyen algunos gags graciosos, pero cuyos excesos acaban haciendo que desboque y deje un resultado extraño.
Mala persona es una de esas comedias esperpénticas que parten de una curiosa premisa e incluyen algunos gags graciosos, pero cuyos excesos acaban haciendo que desboque y deje un resultado extraño.
Un retrato familiar e intergeneracional que conjuga con acierto emotividad, comicidad y dramatismo. Al final, deja un buen sabor de boca y nos obliga, con tacto, a atender a nuestras propias dinámicas familiares.
Una propuesta sencilla pero ingeniosa que, a través de sus diálogos inteligentes, critica el sistema de democracia participativa. Con personajes trabajados y situaciones cómicas, es una elección acertada para divertirse.
Trepidante película a pesar de la reducción de escenarios. Los tres niveles de aprisionamiento que sufre Elena (la casa, la movilidad reducida y los traumas) mantendrán al espectador en tensión hasta el desenlace.
Apunta alto pero se queda a medio camino. No solo por la falta de rigor histórico, sino por un guión irregular y aspectos técnicos que no están a la altura de lo esperado.
Comedia gamberra sobre las nefastas consecuencias del proceso de divorcio de un matrimonio que se ven obligados a convivir en la misma casa. A Silvia Abril y Jordi Sánchez, más acostumbrados a los gags televisivos, las dos horas de película se les hacen muy largas.
Álex de la Iglesia encierra en un bar a personajes totalmente opuestos y consigue sacar lo peor de ellos. El director demuestra su talento, convirtiendo un espacio normal en un infirerno, solo con un par de pinceladas.
Frente de Rusia, invierno de 1943. Un batallón de la División Azul se topa con una serie de cabezas de caballos esparcidas sobre la superficie […]