Todo irá bien

Christoffer Boe es un joven pero experimentado director danés que ha escrito y dirigido ya más de diez proyectos entre largometrajes, cortos y algunos trabajos para la televisión. Su estilo se puede encuadrar dentro del grupo Dogma, que creara Lars von Trier en 1995, y algunos de sus postulados (la ausencia de artificio en la iluminación o en los escenarios) son claramente visibles en Todo irá bien.

Esta película es un interesantísimo trabajo a medio camino entre el suspense y el drama. Un guión muy sólido nos permite sumergirnos en la mente del protagonista, que pasa por una destructiva crisis creativa y familiar, a la que se le suma la frustración e impotencia ante un aparato burocrático deshumanizado e inflexible. El personaje principal está sometido a una fuerte presión, siempre puesto a prueba por los demás y con un constante setimiento de culpa que le lleva a querer solucionarlo todo de manera algo atropellada e imprudente. Jens Albinus lo encarna a la perfección, arropado por los actores secundarios. Las relaciones entre ellos, muy de agradecer, dan a la historia un sincero tono de humanidad.

Es un acierto que plantee el film como un thriller psicológico con giro final inesperado porque consigue así atraer y enganchar al espectador desde el principio. Juega de manera más que correcta con el hilo temporal y con los elementos que hacen al protagonista (y al espectador) dudar de lo que es realidad o imaginación.

Tanto el moderno tratamiento de la luz, con reflejos y contraluces, como muchos de los escenarios que parecen casi en construcción, como si fuesen provisionales, ayudan a crear el clima de inestabilidad en el que Jacob Falk pierde constantemente pie. Algunos espacios, como la sala circular de puertas cerradas del ministerio o la pulcra cocina del posible agente exterminador tienen un potente contenido simbólico.

Por último, resaltar el uso de maquetas que el personaje principal utiliza para preparar su guión, como si de un story-board tridimensional se tratase; algo que, además de original, juega un inquietante papel desestabilizador en la trama de la película.

Firma: Esther Rodríguez