The Way

La última oportunidad de un padre para conocer a su hijo, se convertirá en la primera oportunidad para comenzar una nueva vida.

El director, Emilio Estévez, se ha consolidado, no sólo como un reconocido actor, sino también como un talentoso escritor, director y productor. Con la película Bobby revivió la noche en que Robert F. Kennedy fue abatido a tiros en el Hotel Ambassador, en 1968. Debutó como director en Wisdom, siendo al mismo tiempo en aquella cinta guionista y protagonista. Entre otros créditos pueden citarse también Stakeout, Your guns (I y II), Men at work y The mighty sucks.

En el film The way, Emilio Estévez se ha inspirado en la circunstancia de que, tanto su padre en la vida real (Martín Sheen), como su hijo, ya viajaron a España para recorrer una parte del peregrinaje a Santiago. A partir de entonces comenzó a construir el guión de esta película que siempre había deseado hacer.

Martín Sheen en su prolífica carrera como actor es famoso por más de 200 títulos cinematográficos, de entre los que podemos destacar  la mítica Apocalypse now y más recientemente por su papel como presidente ficticio de los EE.UU. en el drama televisivo El ala oeste de la Casa Blanca.

Atrápame si puedes y Malas tierras forman también parte de su larga filmografía. Por esta última, en 1974, recibió la “Concha de Oro” en el Festival de Cine de San Sebastián. A su vez es padre del actor, director y guionista Emilio Estévez y del actor Charlie Sheen.

The Way no es un simple reportaje descriptivo de un peregrinaje a través del Camino de Santiago. En efecto, además de las extraordinarias panorámicas de gran belleza que nos ofrece la cámara de Juanmi Azpiroz, durante todo el recorrido, desde el inicio del camino francés hasta el objetivo final de Santiago de Compostela, hay que destacar otros factores que son los que confieren al film un valor añadido en lo concerniente al, en ocasiones, difícil trato con nuestros semejantes.

El doctor Avery (Martín Sheen), inicia el camino para cumplir el deseo que su hijo, desgraciadamente, no pudo alcanzar. En un principio, su trato con los demás peregrinos no es precisamente fácil. Cada uno de ellos tiene su historia y su propia personalidad.

El valor que destaca es la gran importancia de la comunicación entre gentes de mentalidades o niveles muy distintos en aras de un objetivo común. Pese a las diferencias, al llegar al final del camino todos son iguales. En aquel momento, cumplido el objetivo, todos se vanaglorian de haber alcanzado con el apoyo común lo que tanto anhelaban. Algo que, en definitiva, da mayor sentido a su propia existencia y a un mejor conocimiento de los demás. Un gran valor a tener en cuenta.

Firma: Joaquín Guitart