La fascinación que el Lejano Oriente ha provocado en los occidentales desde hace siglos se ve incrementada en este tercer milenio por la cercanía con que, gracias a los medios de comunicación, las redes sociales y los rapidísimos transportes, vemos actualmente a esos países. Su peculiar forma de vida y sus vicisitudes históricas y políticas no tienen ya secretos para el viajero medio o para el navegador informático.
Esta apertura de Oriente al mundo es lo que hace tan especial el caso de Corea del Norte, una dictadura feroz y uno de los más resistentes bastiones del comunismo que quedan en el siglo XXI. Su cerrazón al resto del planeta es una noticia en sí misma y un involuntario reclamo publicitario para cualquiera con un mínimo de interés cultural.
Álvaro Longoria, el realizador español autor de Hijos de las nubes, la última colonia, un documental sobre la situación actual del Sahara Occidental, no es ajeno al misterio de la dictadura de Kim Jong-un y no ha cejado en el empeño de narrar la situación informativa de dicho país. Como él mismo cuenta en la película, tras múltiples fallidos intentos de entrar para llevar adelante su proyecto, lo consiguió gracias a un español, el único extranjero que trabaja para el gobierno coreano. Alejandro Cao de Benós, un comunista convencido que emigró a Pyongyang, le servirá de guía e intérprete y le explicará pormenorizadamente la visión que tienen los partidarios del totalitarismo de la necesidad del control ideológico (y de todo tipo) como único medio de resistir la invasión imperialista de Estados Unidos.
El trabajo de Longoria es necesariamente escaso pero muy hábil. Las limitaciones impuestas a la filmación y a la toma de testimonios dejan un material mermado y parcial del que el realizador cántabro consigue, no obstante, extraer una valiosa información. El guión aprovecha sutilmente las reiteraciones y exageraciones para obtener un revelador “negativo” del positivo mostrado por los partidarios del régimen.
Longoria huye del tono conspirativo y acepta resignado y sin protestas reivindicativas las indicaciones que los guardaespaldas y censores le van haciendo. Su actitud se muestra inteligente, pues le evita enfrentamientos estériles que hubiera acabado perdiendo y le sitúa en una equidistancia coherente con el género documental. Ya se las arregla, como hemos comentado, para dejar entrever las carencias o engaños que el régimen quiere ocultar.
La escasez de información también la palia de alguna manera recabando otros testimonios, tanto de detractores como de defensores de la dictadura entre periodistas, académicos o desertores de fuera del país.
Como planteábamos al principio, The Propaganda Game es un film bien hecho que, a pesar de sus lógicas limitaciones, supone un interesante acercamiento al drama de una población sometida a la cruel dictadura comunista.
Firma: Esther Rodríguez
Director: Álvaro Longoria
Guionistas: Álvaro Longoria
Intérpretes: -
Género: Documental
País: España
Fecha estreno: 30/10/2015
Lenguaje: Coloquial
El realizador Álvaro Longoria y dos de sus cámaras recogieron, durante diez jornadas, imágenes del día a día en Corea del Norte, “el país más cerrado del mundo”. Intentaron comprobar hasta dónde llega el poder de la propaganda como vehículo ideológico o de unidad nacional y cómo afecta tanto dentro como fuera de sus fronteras.
Título original: The Propaganda Game
País: España
Duración: 97'
Fecha producción: 2015
Distribuidora: Betta Pictures
Color: Color