Simple Men

Tercer largometraje del director independiente neoyorquino Hal Hartley, con el que representó a su país en el Festival de Cannes de 1992 y el cual está triunfando en las pantallas europeas. Aquí, este joven realizador vuelve a ensayar su singular narrativa, a modo de experimento vanguardista, bebiendo en las fuentes creadoras de Jean-Luc Godard (además de algunos diálogos, hay un homenaje explícito a su “Bande à part” en la secuencia del baile), en el “distanciamiento brechtiano” y el teatro del absurdo, pero hace más hincapié en el estilo hiperrealista que ya le caracteriza como autor.

Su construcción fílmica es sobria; parece un puzzle donde se mezclan los géneros: desde el policíaco a la comedia, del western al melodrama, quedándose en una road movie interior. La interpretación es asimismo atípica, con la desdramatización de las situaciones y la creación de una atmósfera muy próxima al thriller, que cuenta con el soporte de una expresiva banda sonora que sabe evitar los tiempos muertos. Película, por tanto, minoritaria, llena de connotaciones sociológicas y filosóficas sobre la América profunda y las actitudes de la naturaleza humana en una época de crisis moral y existencial, donde -como viene a decir el realizador- no hay lugar para la aventura ni el romance, sino que la vida se reduce a problemas y deseos.

Por otra parte, Simple Men posee diálogos cultistas -a veces descarnados-, aunque exentos de pretenciosidad intelectual, al tiempo que cultiva un agudo sentido del humor; ironía sutil que provocará la reflexión crítica del espectador, a quien se le permite libremente la co-creación del relato. Hartley habla de confianza y fidelidad, de utopías y de violencia cotidiana, así como del poder de la creencia (resulta muy indicativo el medallón de la Virgen que Bill arrebata al guarda jurado -y entregará después-, quien le dice y él comunicará a su vez: “Cuida de Ella, y Ella cuidará de ti”). Pero, sobre todo, trata de la posibilidad de redención. Por eso la detallista y sintética descripción de caracteres y las relaciones sentimentales entre gente corriente, hacen de Simple Men una obra tan difícil como vigorosa y artísticamente importante.

Firma: Redacció