Identidad

Identidad ofrece pocas posibilidades de explicar su argumento y de hacer algún comentario sin condicionar al espectador y sin ponerle sobre aviso a cerca de las claves del film. Así que, en este primer párrafo, tan sólo diremos que se trata de un thriller, con toques de terror, que sabe recoger y mezclar los tópicos del género con elegancia y ciertos aires de novedad. Los personajes, inmersos en una trama que imanta al espectador a la pantalla, consiguen interesar, y sus intérpretes actúan, para distinguirse así de las cintas de terror adolescente en las que se grita y lloran sin perder un ápice de su maquillaje. (Si no quiere leer nada que condicione su visión, para aquí la lectura).

Están magníficos, para las posibilidades que ofrecen este tipo de films, John Cusack, Ray Liotta, Amanda Peet o John Hawkes entre otros de sus compañeros de reparto, que dan vida a diversas personas con problemas, obsesiones, preocupaciones y deseos de redención diversos, pero verosímiles. En esto último, y en ciertos detalles del guión de Michael Cooney y de la realización de James Mangold (Kate y Leopold, Inocencia interrumpida y Cop land con Ray Liotta), que Identidad gana peso frente a otras piezas del mismo género. No obstante, el “anunciado” (por la crítica) final con vuelta de tuerca quizá pilla por sorpresa al espectador “sin pistas bien visibles en un guión ágil y de “timing” preciso-, lo que puede frustrar a algunos. Otros, por el contrario, quizá hayan previsto ese giro mientras ven la película. Seguramente, tanto unos como otros disfrutarán con una película que cumple su cometido: distraer, tensionar y hacer pensar un poquito (no demasiado).

Firma: Lourdes Domingo