Fase 7

Fase 7 supuso el debut (y, hasta ahora, única película como director) del argentino Nicolás Goldbart, cuya carrera en el cine ha sido algo más prolífica en tareas de montaje y edición de producciones de su país natal. Su opera prima llega a España con cuatro años de retraso, los mismos que han transcurrido desde que en 2010 se alzara con el premio al mejor guión en el Festival de Sitges.

Con muy pocos recursos, un buen plantel de actores y dejando que el aire a serie B se adueñe del flm, Goldbart propone una desenfadada mezcla de géneros que no deja de ser una broma salvaje y algo macabra de hora y media de duración. En su primera mitad, Fase 7 consigue sacarle gracia y partido a una reformulación burlesca del cine de epidemias, principalmente a través de un variado y caricaturesco elenco de personajes que asumen su extraordinario aislamiento de las formas más diversas, siempre con un efectivo, irreal y divertido exceso de normalidad y cotidianidad ante su extraña situación.

Es entonces cuando mejor funciona una película que, con el paso de los minutos, avanza, sin embargo, hacia el exceso, desatando (siempre con intenciones cómicas) un brutal y explícito enfrentamiento entre vecinos, y dejando a su paso un reguero de sangre no apto para todas las sensibilidades.

De esta forma, Fase 7 acaba relegada a la condición de entretenimiento bárbaro con muy poco sentido y fondo (pese a los fallidos amagos de Goldbart por incluir con algo de solidez pequeñas críticas sociales y políticas). No es mucho más que un gag alargado (y acertado, por momentos) que se pierde finalmente entre demasiada violencia.

Firma: Juan Xipell