El hombre sin pasado

Lee Jeong-beom, director y guionista de esta nueva producción coreana, ya sorprendió a la crítica de aquel país con su primer largometraje Cruel winter blues (2006). Su palmarés llega ahora a cotas extraordinarias con este nuevo y violentísimo thriller, que ya ha sido presentado en infinidad de importantes festivales con brillantes resultados y una alforja cargada de premios y distinciones.

Pero, como que el que avisa no es traidor, no está de más advertir al futuro espectador que pocas veces hemos asistido a una proyección tan plagada de crímenes, raptos, fuego, destrucción y mucha sangre… muchísima sangre.

Este desfile de brutalidad, que ya acostumbra a ser evidente en muchas películas del mercado cinematográfico oriental, aquí alcanza límites de impresionante magnitud.

Una vez dicho esto, también es preciso destacar que, tanto la trama con un guión muy bien diseñado, y una asombrosa plasmación de vertiginosas imágenes con fotografía de excelente firma, consiguen captar, con el alma en un hilo y hasta el final, la atención del espectador.

Won Bin, como enigmático protagonista con pasado desconocido (de ahí el título de la cinta), se erige en héroe redentor de la trama hasta conseguir el objetivo final. No nos extrañaría que este “rol” tenga continuación en futuras ediciones para la gran pantalla. El héroe ya está creado, sólo es cuestión de integrarlo en nuevas aventuras.

Si dejamos aparte el cúmulo de extrema violencia de que “goza” la película, y buscamos una pizca de luz que nos proporcione un eventual respiro, podemos ceñirnos a la principal motivación de este “hombre sin pasado”: liberar a una pobre niña de las garras opresoras de sus perversos y mafiosos secuestradores.

Un final que llega muy, pero que muy, teñido de rojo.

Firma: Joaquín Guitart