Devil inside

Devil Inside se une a la larga lista de títulos que han propiciado el notable desgaste que hoy en día sufre el género cinematográfico de exorcismos y posesiones demoníacas. El director William Brent Bell pretende dotar de aire fresco a su película rodando a modo de falso documental (y tomándose muy en serio lo de falso), para ofrecer un relato cercano al reportaje que, sin embargo, pierde toda su apariencia realista  en pocos minutos. A partir de ahí, la cinta se sumerge en un mar de tópicos que, por previsibles, cansan, y avanza lenta y aburridamente tratando de vivir de un par de recursos efectistas y de una historia cogida con pinzas.

Brent Bell, que ha vendido con descaro Devil Inside como “la película que el Vaticano no quiere que veas”, se muestra tan ingenuo en el momento de rodar como a la hora de dar algo de fundamento a su afirmación, y ni siquiera se acerca a las expectativas creadas en torno a ella y a un tráiler que contiene todo lo que el espectador encontrará después en el film. No hay más que eso y un final tan ridículo como el conjunto del metraje.

Firma: Juan Xipell