Hay una puerta ahí

Facundo y Juan Ponce de León han logrado combinar una selección de material grabado sin grandes medios de una manera ágil y dinámica, que atrapa la atención. Sin utilizar retoques técnicos para arreglar los fallos existentes y con un acertado modo de introducir emails y audios de whatsapp, los directores han conseguido un documental auténtico, espontáneo y muy humano con final elegido brillantemente.

A lo largo de 80 minutos, asistimos al nacimiento de una maravillosa amistad, que se va consolidando con cada videoconferencia que pasa. Entre las conversaciones, se supera la temática de la eutanasia para enfocarse, entre otras cuestiones, en la relación entre los personajes, el proceso de morir, la dignidad, el protagonismo de una enfermedad terminal o el papel de los seres queridos. Y poco a poco se transmite la importancia del acompañamiento y la aceptación en el tramo final de la vida.

A pesar de su materia principal, la película hace reír en numerosos momentos e invita a reflexionar sobre importantes asuntos a la vez que pone de relieve la necesidad de una legislación en torno a los cuidados paliativos. En definitiva, es una propuesta conmovedora que se vuelve imprescindible en alguna de sus conversaciones.

Firma: Patricia Amat