Amy

Asif Kapadia, director del valorado documental Senna, vuelve a reunir a su equipo para realizar un trabajo titánico de documentación sobre la cantante británica Amy Winehouse.

El director, como hizo en la película sobre el piloto brasileño, no se centra en la tragedia en sí, sino que nos quiere hacer entender quién era realmente esta persona dedicada a la música. La forma de narrarlo es lo sorprendente y atractivo: el hilo narrativo se basa en la letra de las canciones creadas por la celebridad, que son totalmente personales. La londinense no era capaz de escribir nada que no sintiera verdaderamente; lo que le servía de terapia para expresar y descargar todo lo que le preocupaba.

Kapadia construye el film enteramente con material de archivo y con los testimonios de la gente cercana a Amy, de los cuales solamente escuchamos su voz. De este modo, pretende mostrarnos una biografía con un punto de vista objetivo, presentando los hechos tal como sucedieron aunque, como es de esperar, no evita mezclarse en la crítica de diversos personajes, cargando las culpas en ellos y ensalzando la figura británica.

Lo que sí se consigue transmitir es la sincera personalidad de Amy, una mujer llena de pasión que entregaba cuerpo y alma a cualquier cosa que se dedicase. Su virtud y tara es que no podía realizar nada a medias tintas, desde el amor hasta la música. El amor es primordial en el film y en la vida de la artista. Mientras ella derrochaba amor por los demás, a menudo no recibió el mismo, pues tener una familia desestructurada desde pequeña no ayudó y siempre acababa por juntarse con personas que la trataban de forma dominante. Así se nos revela este personaje: débil, una niña, que necesitaba que cualquiera decidiese por ella, ligada enormemente a los afectos, con una vida llena de distintas caras, dado que cambiaba de personalidad con según quién trataba. Hasta tal punto sucedían estas cosas que, por ejemplo, para no tener que ir a una gira no deseada, se emborrachó exageradamente, sabiendo que a sus responsables les entraría el pánico por su posible recaída y cancelarían el viaje.

Amy podría haber sido una película-culebrón sobre los misterios de la muerte de la cantante, por eso se agradece esta propuesta virtuosa: un recorrido-homenaje sobre una de las intérpretes más influyentes de los últimos años. Será recordada por su calidad y originalidad musical. Desgraciadamente, entra a formar parte del ya numeroso club de los 27.

Firma: Javier de la Llave