¿Pagamos por los juegos gratuitos?

Muchos videojuegos han conseguido gran popularidad gracias a que son gratuitos. Desde luego, esa gratuidad es una estupenda noticia para nuestros bolsillos. Entretienen a nuestros hijos, no gastamos dinero y suelen ser sencillos de jugar. A priori, todo son ventajas, ¿no os parece?

Sin embargo, cada vez son más comunes las quejas de los usuarios por el abuso de las micro-transacciones “opcionales”, tanto en videojuegos gratuitos como en los de pago. Por ello, queremos orientaros en este oscuro mundo de los micro-pagos.

¿Es necesario pagar por jugar?

Para empezar, debemos definir dos términos de moda: free-to-play y pay-to-win. El primero hace referencia a aquellos títulos que no requieren de un pago inicial y pertenecen a lo que solemos definir como estilo casual –ideal para partidas cortas y esporádicas-. El segundo, por su parte, ofrece la posibilidad de progresar rápidamente previo pago.

Lo cierto es que ambas opciones suponen todo un negocio para las compañías, que enmascaran la falsa gratuidad en estos famosos micro-pagos. Y pueden resultar peligrosos para nuestros bolsillos si no vamos con cuidado.

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En primer lugar, debemos tener en cuenta que muchos free-to-play generan adicción. Son juegos sencillos a nivel jugable y nos sumergen desde el primer minuto en la partida. No hay presentaciones ni preámbulos. De entrada, el modelo gratuito permite disfrutar del título sin restricciones. Podemos desbloquear todo o casi todo el contenido. Pero, ¿por qué pagar entonces? Porque una vez enganchados, cualquier extra puede resultar muy útil e interesante.

Títulos estrictamente online como Fortnite o League of Legends son buena prueba de ello. En estos casos, el interés radica en conseguir objetos estéticos que diferencien a nuestro personaje del resto de usuarios. No tienen implicación directa en la jugabilidad, pero sí en que nuestro avatar sea único, completamente diferente de los demás y, a poder ser , lo más estrafalario posible.

Mejoras sin esfuerzo previo

Por otro lado, encontramos títulos como Apex Legends, FIFA, NBA 2K o el reciente Genshin Impact. Todos ellos incorporan un importante componente pay-to-win. Pongamos algunos ejemplos. En Apex Legends, por ejemplo, desbloquear a Mirage y Caustic (dos personajes jugables) requiere pagar 12.000 tokens por cada uno (la moneda que obtenemos por jugar) o 750 monedas Apex. La primera opción requerirá unas 10 horas de “vicio” por personaje. La segunda, supone unos diez euros por cada personaje y poco más de diez segundos.

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En FIFA y NBA es casi más escandaloso. Los famosos sobre virtuales de cromos se dividen en distintas categorías. Cuanto mejor es el sobre, mejores serán los jugadores que obtengamos. Podemos jugar y jugar para conseguir dinero virtual con el que comprarlos o pasar por caja. Creednos que las tarjetas de los Fifa Points vuelan en las tiendas.

Por último, especialmente sangrante el caso de Genshin Impact. Esta aventura –al más puro estilo de The Legend of Zelda: Breath of the Wild– es la primera gran superproducción china que llega a nuestras tierras. De entrada, es un título gratuito, pero, si tiramos de tarjeta, podremos obtener recompensas en forma de libros de experiencia o platos de cocina para conseguir materiales de curación. Por tanto, pagamos para mejorar nuestro equipo y los atributos del personaje.

¿Pasamos dos veces por caja?

Por si fuera poco, son muchos los videojuegos que hacen uso del modelo DLC (Digital Downloadable Content). Es decir, pagamos por poder acceder al 100% de un juego que, de entrada, nos ha costado unos 70 euros. De este modo, completar la aventura que ya hemos comprado requiere un pago adicional. Injusto a la vez que surrealista.

La inmediatez y el ansia conseguir ciertos beneficios o las ganas por completar totalmente un juego se han convertido en los principales reclamos de muchos juegos que ven incrementados sus beneficios considerablemente. Las empresas lo saben y no se andan con miramientos. Al fin y al cabo, son auténticos caramelos en la puerta de un colegio.

Firma: José Carlos Amador