La segunda temporada, como ya anunciamos en el análisis de la primera entrega, estira y complica una trama de fantasía y la acerca más a la mitología griega que a las verdades sobre Dios y sus ángeles. La aparición de Charlotte, como madre de Lucifer y los demás ángeles, la caída de Amenadiel, el asesinato de Uriel y los utensilios mágicos adornan esta ficción en la que el humor sigue siendo uno de sus componentes más efectivos.
Sin pretender dar lecciones al espectador, Lucifer enfrenta los sentimientos humanos a los “celestiales” y hace de la culpa, la redención, los errores cometidos, el perdón, el arrepentimiento y las segundas oportunidades un valor sólo posible en el tiempo terrenal. Con ello, queda claro que la vida es una ocasión para rectificar, mejorar, comprender y disculpar. Ése es el lado bueno de la serie.
El menos bueno, o el más reprochable, es la innecesaria revisión de las bajezas humanas y su exhibición que, a pesar de que se muestran en clave de humor, alejan a la audiencia más joven. También destaca la ligereza con la que se trata el bien y el mal, el relativismo de algunas cuestiones y la atractiva personalidad del diablo. Claro que hablamos de ficción y en ella todo es posible, hasta que el diablo se redima por amor.
Una vez subidos al descapotable de Lucifer, solo nos queda dejarnos llevar a gran velocidad por Los Ángeles y dejar de analizar los componentes de esta serie que, sin duda, son poco sólidos aunque muy efectivos. Escenarios de lujo, vidas excéntricas, protagonistas guapos y mucha irónica inmoralidad para un producto que no hay que tomarse en serio.
Firma: Mar Pons
Lucifer sigue en la Tierra en contra de la voluntad de su padre. Su hermano, el todopoderoso ángel Amenadiel que un día llegó para devolverlo al infierno, se ha unido a sus rebeldes filas contra Dios. Pero ahí no acaban las aventuras de estos hermanos celestiales: alguien se ha escapado del infierno y el Creador no va a permitir que siga vagando libre. Ese alguien es, nada más y nada menos, que la madre de todos lo seres celestiales. Ahora, ha tomado cuerpo humano y desea, por encima de todas las cosas, quedarse con sus hijos y recuperar el cariño perdido desde hace siglos.
A los problemas de los seres inmortales se suma la difícil y, muchas veces, incomprensible tarea de mezclarse y pasar desapercibidos entre los humanos. La detective Choe y la psiquiatra Linda Martin conseguirán atravesar algunas de las barreras que les impiden entender del todo la verdadera naturaleza de sus amigos, mientras los crímenes se suceden y Los Ángeles sigue siendo el escenario menos angelical de la Tierra.