Gravity Falls

Disney produce Gravity Falls, la primera creación del joven storyboarder Alex Hirsch. En ella, es fácil reconocer influencias de otros productos animados dirigidos a un público más adolescente que infantil. Diálogos rápidos y con dobles lecturas, singulares e irónicos flashbacks, misiones descabelladas, un entorno extravagante y unos personajes excéntricos configuran este producto que, sin duda, encontrará fieles seguidores.

Sin llegar a la locura imposible de Phineas y Ferb, Gravity Falls se acerca a ese tipo de producciones donde lo normal es siempre raro y lo imposible es real. Los protagonistas parten de una inocencia ingeniosa que desemboca en un absurdo colectivo. Los monstruos marinos, los gnomos y todo tipo de criaturas se cruzan en la vida de estos dos preadolescentes en busca de aventuras y misterios por descubrir.

Un fondo de buenas intenciones se esconde en los guiones, junto con frecuentes guiños para los adultos y algún detalle poco alentador. Sin embrago, en su conjunto la originalidad de la propuesta supera, en mucho, otros espacios similares.

A nivel artístico, la animación tradicional sobre la que se desenvuelven las historias aporta frescura al género, tan maltratado por el manga y tan perfeccionista gracias al 3D. En este caso, vale la pena pararse en los detalles, misión casi imposible por la velocidad de las imágenes, pero en su impresión general se aprecian multitud de elementos, propios del cómic, en cada una de sus escenas. Este esmerado trabajo actúa siempre en función del humor y la excentricidad de la serie ya que, además de los diálogos, la imagen actúa como narrador silencioso del ambiente irreal, fantástico y muy disparatado que se respira en Gravity Falls.

Firma: Mar Pons