Me desperté vampira

Me desperté vampira es un intento de ofrecer un producto atractivo al público preadolescente. A la vez que nos introduce en el mundo de lo sobrenatural, quiere transmitir, con un tono inocente y bienintencionado, mensajes positivos sobre la amistad y las segundas oportunidades.

Sin embargo, no se trata de una serie redonda, ya que la puesta en escena a menudo roza la sobreactuación, especialmente por parte de la protagonista. Además, los efectos especiales no son de muy buena calidad e impiden que el espectador adulto pueda tomarse en serio aquello que le muestran.

Aun así, no sorprende, puesto que tanto el guion como la edad de los personajes ya indican que la producción no busca agradar a los mayores. En cambio, los colores que inundan la pantalla y los esporádicos números musicales encandilaran al público objetivo –de entre diez y catorce años– que será capaz de pasar por alto –e incluso disfrutar– las estridencias de la propuesta.

Firma: Júlia Nafría